Elecciones en Ecuador: Guillermo Lasso, un conservador que promete cambios | Internacional

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El candidato a la presidencia de Ecuador Guillermo Lasso, durante el cierre de su campaña electoral en Guayaquil, el 8 de abril pasado.RODRIGO BUENDIA / AFP

Guillermo Lasso se presenta como el candidato del cambio. El que enterrará 14 años de socialismo del siglo XXI en Ecuador, primero con Rafael Correa como presidente, y luego con los cuatro años de Lenín Moreno. Sin embargo, su rival de este domingo, Andrés Arauz, le acusa de simular su oposición a Moreno, que dejará el cargo con una aprobación del 6%, y de haber gobernado en la sombra durante la última legislatura. El líder del movimiento CREO buscó para su tercera candidatura a la presidencia una alianza con el Partido Social Cristiano, una estrategia para evitar la división de votos, principalmente en las provincias de la Costa, cuna política de de Lasso y a la vez nicho tradicional del socialcristianismo.

A sus 65 años, Lasso saca partido a su experiencia como empresario, haciendo hincapié en que conoce la fórmula para crear empleo y para hacer que el país retome la senda productiva del país, tal y como, presume, ha hecho durante los años en los que dirigió el Banco Guayaquil, uno de los más grandes del país.

Conservador en lo moral y neoliberal en lo económico, Lasso rememora que tuvo que empezar a trabajar a los 14 años para pagar sus estudios y contribuir a un hogar que integraba con 11 hermanos mayores que él. Lasso tiene hoy cinco hijos y una esposa que representan el modelo idílico de la élite guayaquileña. La familia vive en Samborondón, en una ciudadela acomodada del municipio vecino de Guayaquil.

Es el candidato, de los 16 que se postularon para la primera vuelta, que más paga en impuestos: casi 700.000 dólares a la Renta en 2019 y 4,5 millones de dólares en los últimos cinco ejercicios. Su plan de gobierno contempla una bajada de impuestos que facilite el nacimiento de emprendimientos y un ajuste del gasto público para aspirar a un “Estado mínimo pero robusto y eficiente”.

Aunque sus promesas de campaña se han concentrado, principalmente, en lo económico, el representante de la derecha ha ampliado su mirada luego de ver peligrar su lugar en la segunda vuelta. En el primer turno, la irrupción de las candidaturas de Yaku Pérez, dirigente indígena de Pachakutik, y de Xavier Hervas, de la Izquierda Democrática, casi lo deja fuera de carrera.

El Guillermo Lasso de la primera vuelta rompió con esa barrera de formalidad que le ha acompañado en sus dos candidaturas presidenciales anteriores (2013 y 2017). Los resultados de la primera vuelta no fueron los que esperaba, como reconoció en una entrevista para EL PAÍS, y abrió su campaña a voces que hasta ahora no habían sido escuchadas. Tendió una mano al colectivo LGTBI, que se acercó con suspicacias, y puso sobre la mesa un tema que en su rol de opositor en el Gobierno de Moreno había rechazado con una carta explícita: la despenalización del aborto por violación. Ahora dice estar abierto a que haya un debate público para escuchar todas las opiniones y a consultar directamente a los ecuatorianos, sin imponer su visión personal conservadora.

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