Belice, cómo un paraíso caribeño levanta un turismo resiliente | Planeta Futuro

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Belice empieza muy tímidamente a retomar el pulso al turismo. La economía de este pequeño país caribeño del norte de Centroamérica de apenas 400.000 habitantes se desarrolló siempre alrededor de la actividad turística, un sector que representaba antes de la pandemia el 40% de su Producto Interior Bruto (PIB) y el 39,3% del empleo total. La gran mayoría de los turistas que lo visitaban eran estadounidenses, seguidos de canadienses y europeos atraídos principalmente por su gran arrecife de coral, el segundo más grande del mundo y que baja desde la Riviera Maya hasta la frontera con Honduras.

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El país más pequeño de Centroamérica cuenta también con una red de cuevas y cavernas subterráneas y con bosques tropicales muy bien conservados. De hecho, casi el 80% del país está cubierto por una densa selva tropical, buena parte de la cual se encuentra bajo protección del Gobierno. Los recursos naturales son así su primer activo que sumado a sus condiciones ambientales y climáticas lo convirtieron siempre en un destino para los amantes de la naturaleza y la aventura.

Pero con la pandemia todo cambió. Se cerraron las fronteras y el turismo se desplomó. Las llegadas de visitantes descendieron un 66% y la crisis arrastró a gran parte de las 86.000 personas que dependían directa o indirectamente de esta industria. La pobreza y el desempleo aumentaron de forma dramática. Afortunadamente y a pesar de su limitada capacidad de recursos sanitarios –solo hay un médico y 15 enfermeras por cada 1.000 habitantes, según el Banco Mundial- la respuesta de Belice ante la covid-19 fue rápida y su gestión de la pandemia bastante aceptable. Hasta principios de abril de 2021 se habían confirmado 12.485 casos y 318 fallecidos.

El arrecife de coral de Belice es el segundo más grande del mundo y auténtica joya turística del país.Sebastian Lindstrom

A través de videollamada, Anthony Mahler, ministro de Turismo de Belice, afirma que en una época como esta del año ya estarían recibiendo entre 50 y 60.000 personas. Ahora con las fronteras prácticamente cerradas y la obligatoriedad -en algunos países- de hacer cuarentena a la vuelta del viaje, apenas están recibiendo visitantes. Así, la covid-19 volvió a poner a prueba la capacidad de resiliencia del turismo de Belice, una actividad que ha tenido y tiene que hacer frente periódicamente a huracanes y tormentas, y también a los efectos del cambio climático, como el ascenso del nivel del mar y la erosión costera, así como a todos los impactos económicos y sociales que se derivan.

Con la economía al límite, Belice decidió reabrir su aeropuerto el octubre pasado y la recuperación del turismo se convirtió en una prioridad. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reformuló su programa de turismo sostenible para financiar la respuesta inmediata de salud pública y adaptarlo a las nuevas circunstancias con la intención de interrumpir la cadena de transmisión del virus.

En apoyo al Gobierno, se establecieron así medidas de reducción de riesgos con rigurosos protocolos de bioseguridad en los tres puntos de entrada al país -aeropuerto y las fronteras con México y con Guatemala- y se diseñó todo un corredor turístico seguro con la construcción de infraestructuras permanentes acondicionadas para zonas de espera, áreas de triaje, detección y realización de pruebas de diagnóstico.

El fin era el de facilitar el aislamiento de pacientes y conectarlos, si se daba el caso, a los servicios básicos de salud. De hecho, estas medidas de higiene y seguridad, que para el ministro de turismo son sus “estándares de oro”, les han valido de la obtención del sello de viaje seguro, ‘Safe Travels’, otorgado por el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC).

Dentro de la cautela, las expectativas empiezan a ser optimistas. “Belice es muy dependiente del mercado americano con lo cual, en la medida que ese mercado empiece a liberarse, el turismo se restablecerá a los niveles anteriores. No sabemos si será cuestión de un año o de dos, pero no creemos que vayan a quedar secuelas una vez pasado este pico de pandemia y se logre la inmunidad”, señala Ramiro López Ghio, representante del BID en Belice, a través de una videollamada.

Después de años, hemos visto cómo han regresado los delfines y muchas especies de aves a las costas. El mundo se está curando del abuso que le hemos causado. En Belice creemos fundamental poner medidas paliativas para proteger los recursos naturales”, explica el ministro de Turismo

“El turismo remontará a finales de este año y hasta 2023”, afirma el ministro, y destaca que la pandemia apenas cambiará el modelo del turismo en el país, pues ya se basa en una actividad respetuosa con el medio ambiente. Para ello la protección del ecosistema, tanto terrestre como marino, es fundamental. Además, junto al Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) se desarrollará el primer plan de manejo de cuencas para la protección del agua dulce. “Lo que nos ha enseñado esta pandemia es la importancia de proteger el medio ambiente. Después de años, hemos visto cómo han regresado los delfines y muchas especies de aves a las costas. El mundo se está curando de todo el abuso que le hemos causado. En Belice creemos fundamental poner las medidas paliativas para proteger los recursos naturales. Pero también sabemos que el freno para el cambio climático no depende solo de nosotros, sino de los países más grandes y con más poder de decisión”.

Para Mahler lo peor ya pasó. “El crecimiento y el desarrollo de la industria del turismo en Belice comenzará a ver la luz en los próximos dos meses y muchas personas volverán a tener sus puestos de trabajo activos”.

Vacunación e inmunización

La total recuperación del turismo pasa, sin embargo, por la inmunización de sus habitantes. Con esta intención, Belice ya entró en la pugna de competir por conseguir vacunas en cantidad suficiente, con la relativa ventaja, al menos, de tener una población muy pequeña a la que inmunizar. En esa estrategia, la respuesta del sector de la salud al coronavirus cuenta también con el respaldo del BID, especialmente a través de préstamos de inversión y garantías que facilitarán la accesibilidad a la vacuna y fortalecerán igualmente su capacidad para negociar un rápido acceso a las mismas.

Por un lado, ese apoyo se traduce en la adquisición de vacunas a través del mecanismo Covax de la Alianza de Vacunas GAVI, que pretende asegurar que todos los países tengan un acceso rápido y equitativo a la inmunización. “Para Belice se facilitaría el acceso a vacunas de al menos un 30% de la población, mediante una garantía crediticia para cubrir la compra de dosis a Covax y con un préstamo para apoyar la implementación del programa de vacunación en todo lo referente a lo que son cadenas de frío, distribución y campañas de información pública sobre la vacuna”, explica López Ghio.

Para Belice se facilitaría el acceso a vacunas de al menos un 30% de la población, mediante una garantía crediticia para cubrir la compra de dosis a Covax” Ramiro López Ghio, representante del BID en Belice

Además, este organismo ha creado los instrumentos de garantía y las condiciones de seguridad jurídica entre los Estados de América Latina y el Caribe y las farmacéuticas para resolver el difícil tema de las obligaciones de indemnización que contraen los países menos favorecidos frente a los fabricantes, y que muchas veces es un obstáculo insalvable.

La agricultura como alternativa

Pero el impacto sin precedentes de la pandemia puso en evidencia la fragilidad y los riesgos de ser una economía excesivamente dependiente del turismo. Lo vivido por Belice, según el BID, remarca la necesidad de diversificarla. Al contrario de lo que sucede en pequeñas islas caribeñas como Bahamas o Saint Thomas, donde no hay demasiadas alternativas, el país centroamericano tiene en la agricultura una apuesta de futuro que podría convertirse en punta de lanza de su economía. “Belice tiene una baja densidad poblacional, un territorio fértil y un mercado muy importante como el de México, Guatemala, Honduras o Estados Unidos. En la medida que se genere financiamiento para la agricultura y se mejore la productividad ahí va a haber un foco de desarrollo económico importante para el país en los próximos años”, considera López Ghio.

Con todo, la recuperación del turismo continuará siendo fundamental para la economía del país. Uno de los retos para la sostenibilidad será seguir mejorando su resiliencia frente a los desastres y al clima, y seguir realizando las inversiones necesarias para reducir riesgos. Para ello, los expertos consideran que hay que apostar también por la protección y preservación de las áreas naturales más críticas, ya sean barreras de coral, manglares o humedales, garantizar la seguridad alimentaria y fortalecer los sistemas agrícolas.

Lo cierto es que el país está cada vez más preparado frente a huracanes que ya apenas ocasionan víctimas. Y aun siendo siempre grave su impacto, López Ghio prefiere quitarle hierro: “La gente que quiera visitar Belice no ha de tener pánico a los huracanes porque son muy de temporada, normalmente de septiembre a noviembre, y se prevén. Además, la forma y la categoría que toma el huracán se va dando con el correr de los días y si afecta fuertemente lo hace en la zona costera. En cuanto toca tierra apenas tiene efecto al interior”. El ministro de Turismo es optimista y no duda de que saldrán reforzados para poder hacer frente a posibles pandemias o contratiempos en el futuro. Y asegura tener claro que la manera de avanzar y convertirse en un destino de primera es garantizar la sostenibilidad y la protección de sus recursos naturales.

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