Feminismo: El hartazgo de las mujeres mexicanas lleva la protesta del 8-M hasta un blindado Palacio Nacional | 8M: Día de la Mujer

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Las demandas de justicia para las víctimas de feminicidio y el respeto a los derechos de las mujeres se han vuelto a escuchar fuerte en el Zócalo de Ciudad de México. A pesar de la pandemia, miles de mujeres han marchado hacia la plaza principal del país para exigir un alto a la violencia de género. Las manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer en México han tenido en esta ocasión un destinatario principal para su mensaje: el presidente Andrés Manuel López Obrador. Los grupos de mujeres han interpelado al mandatario que ha tratado con desdén las exigencias de la mitad de la población del país. “Ya chole con la impunidad. Nos vemos en las urnas”, han escrito las manifestantes como una advertencia para el mandatario, en letras blancas en la mayor plaza de América Latina.

Aunque atrás ha quedado la imagen de una protesta multitudinaria de marzo de 2020, debido a la pandemia del coronavirus, el Gobierno de Ciudad de México blindó desde el viernes pasado decenas de monumentos y edificios para evitar que las mujeres llenasen las paredes con pintas exigiendo justicia. También ha cercado por primera vez el Palacio Nacional, sede del Ejecutivo y la residencia presidencial, generando una ola de indignación entre colectivos feministas y familiares de víctimas de feminicidio. Durante el sábado y el domingo estos grupos dieron un giro a la narrativa gubernamental y convirtieron la muralla policial en un gran memorial para las víctimas de feminicidios. El cerco no ha sido suficiente, decenas de mujeres intentaron derribar la valla durante más de tres horas y se enfrentaron a la policía que reprimió la movilización con gases lacrimógenos.

Varios grupos de mujeres se dieron cita poco después del mediodía en la explanada del Monumento a la Revolución. El cerco que colocó el Gobierno capitalino alrededor del obelisco también fue intervenido con pintas y el nombre de varios hombres acusados de violencia. El color violeta de las jacarandas que florecen en marzo en la capital enmarca la ruta de la marcha de las mujeres, quienes también han lucido alguna prenda o mascarillas de este color.

Lejos del punto de inicio de la manifestación, un grupo de 30 manifestantes encapuchadas con pasamontañas fueron rodeadas por los escudos de varios centenares de policías. Las manifestantes que intentaban llegar al punto de encuentro para la marcha, pidieron que las dejaran salir a gritos y con megáfonos. Los policías, ataviados con cascos y extintores, las rodearon formando un muro con los escudos mientras llegaban más refuerzos a la zona. Otras mujeres han lanzado botellas de plástico y exigiendo que no haya violencia contra las manifestantes.

Cientos de elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y la Policía Bancaria e Industrial bordearon la ruta de la marcha. Varias de las policías eran mujeres y recibieron el grito de “traidoras” de parte de las manifestantes. Un poco más adelante, cerca del parque Alameda Central, un escuadrón aguardaba en perfecta formación rectangular, casi militar.

Nancy Rodríguez, de 33 años, se ha sumado a la marcha feminista por primera vez ante el hartazgo de no poder salir tranquila a la calle. “Nunca falta el tipo que te acosa o te dice cosas por la calle”, dijo. Decidió protestar además porque le impactó la desaparición y muerte de la hija de una compañera de trabajo que tenía 17 años. Delante del hotel Hilton, la valla metálica para proteger el edificio se convirtió en un tambor de guerra. Las manifestantes intentan echarlo abajo a golpe de martillos y patadas.

A unas cuadras de la plaza central, en la avenida 5 de mayo, el paso de la manifestación fue evidente. Ni un cristal sin romper, ni una pared sin pintura morada o verde. Las manifestantes arremetieron contra todos los puestos metálicos de las banquetas. Ante las altas vallas metálicas protectoras de los edificios más emblemáticos, un pequeño comercio se ha defendido con un cartel de papel que rogaba: “por favor, este puesto es de una mujer de 80 años. Respételo”. Tampoco se ha salvado.

Chantal, de 19 años, acudió a la protesta porque ha sufrido los abusos en carne propia. El hijo de la mujer que la cuidaba le realizó tocamientos cuando tenía 18 años. “Me da miedo contarle a mi madre, no sé qué pasaría con ella si se enterara”. Chantal ha venido además a la marcha a reclamar al Gobierno haber prometido brindarles seguridad y no haberlo hecho. “Nos ha dejado solas”, dice.

Al llegar a la plaza central, la alta muralla que rodeaba el Palacio Nacional fue vulnerada. Un grupo de mujeres consiguió tirar parte de la valla y la policía respondió con gases lacrimógenos para dispersarlas. La plaza del Zócalo se convirtió en un incendio de humo morado y blanco. Los feminicidios, el acoso sexual y la candidatura de Félix Salgado Macedonio fueron los principales reclamos de las mujeres este Día de la Mujer. Quienes consiguieron acercarse al muro del presidente López Obrador lo golpearon una y otra vez. “No se va a caer. Lo vamos a tirar”, cantaron al unísono.

Ante la respuesta con gas pimienta que lanzaba la policía, las mujeres se cubrieron hasta que se dispersó la nube ácida. Lanzaron botellas de plástico y algunas consiguieron despojar a las agentes de sus escudos plásticos para resguardarse del gas. Varias mujeres heridas fueron atendidas por los voluntarios del observatorio de Derechos Humanos en la plancha del Zócalo.

Minutos más tarde, las manifestantes se percataron de la presencia de varios elementos de seguridad en el techo de Palacio Nacional. Mientras a ras de suelo las manifestantes resistían el embate de los gases lacrimógenos de la policía, las mujeres especularon si se trataba de francotiradores. Lo que sostenían estos elementos son rifles inhibidores de frecuencia para evitar el vuelo de drones, según indicó el vocero de la presidencia, Jesús Ramírez Cuevas.

La contingencia sanitaria provocó que la protesta también tuviera un toque creativo. Durante la transmisión de la conferencia de prensa matutina de López Obrador, cientos de comentarios en YouTube y Facebook pidiendo al presidente que rompa el pacto patriarcal. “El Gobierno no me cuida” o “justicia para todas” fueron algunos de los mensajes acompañados de emojis corazones violetas y verdes. Otras colectivas feministas llamaron a manifestaciones virtuales mediante audios, como el colectivo Constelación o con pancartas, como Lado B.

Lejos del centro de Ciudad de México, otras calles también fueron intervenidas este lunes. Grupos feministas cambiaron el nombre a algunas de las principales vías de la ciudad, como Álvaro Obregón, arteria de la colonia Roma, cuyos carteles fueron tapados con el nombre de María del Jesús Patricio, la dirigente indígena conocida como Marichuy.

Las cifras de la violencia de género en México dejan números escalofriantes. De 2017 a 2020, los feminicidios en el país incrementaron de siete al día a 10.5, según datos de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. De las 46,5 millones de mujeres viven en el país y al menos un 66% de ellas ha sufrido violencia en algún momento de su vida, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). La actitud de desprecio hacia las movilizaciones feministas que ha tenido López Obrador ha resultado en una indignación generalizada. El 62% de los mexicanos considera que la actitud del presidente frente a las demandas de las mujeres no ha sido la adecuada, según una encuesta de Simo (Sistemas de Inteligencia en Mercados y Opinión) para EL PAÍS.

La crisis sanitaria derivada de la pandemia por coronavirus ha agravado la violencia contra las mujeres. Según la Red Nacional de Refugios de México, las llamadas de auxilio se incrementaron 39% en 2020, siendo más marcado el aumento después de iniciado el confinamiento.

Las manifestaciones de este año se dan además en medio del inicio de la campaña electoral más grande de la historia de México. La candidatura al Gobierno de Guerrero de Félix Salgado Macedonio, hombre cercano a López Obrador denunciado por violación y acusado de abuso sexual, ha abierto una brecha dentro y fuera del partido. El apoyo sin matices por parte del presidente, que ha dicho que se tratan de acusaciones típicas de los procesos electorales, ha despertado la furia del movimiento feminista que le reclama que “rompa el pacto patriarcal”. La intervención de los grupos feministas del muro de Palacio Nacional se extendió la noche del domingo con una proyección en las paredes en la que se leía: “Un violador no será gobernador”, “México feminicida” y “Aborto legal ya”.

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